Paso varios días en llegar y permanecer en la región de la triple frontera entre Burkina Faso, Malí y Níger conviviendo con los fulanis. En ningún momento me siento en peligro sino todo lo contrario, pero ahora ya es tiempo de volver a la civilización.
A pesar de la gran inconveniencia, me soprende cuán rápido puedo resolver el final del trámite de la visa. Me resulta asombroso porque así son siempre las cosas en África: totamente impredecibles.