El período de descanso en Cotonú fue un bálsamo para mi alma y para mi cuerpo. Los días de buen comer, de playa, de fotografía y sobre todo de la invaluable compañía de un gran amigo como Germano, fueron una parte esencial de mi proceso de recuperación.
Ya dentro de Benín con mi pasaporte sellado, pude sentir con claridad el enorme estrés que Nigeria (y todo lo que se dice de ella) había generado en mí durante todos los meses que antecedieron a mi llegada.