Al poco tiempo de salir de Yamoussoukro, los tonos verdes de la vegetación del sur van dando paso a la aridez del norte. Estoy viviendo el proceso de transición inverso al que que viví hace casi 3 meses cuando pedaleaba en dirección sur desde el Sahel burkinés hacia el fértil sur de Ghana.
Siempre me entusiasma llegar a un nuevo país, sobre todo cuando vengo de cruzar uno que no me ha dejado adentro algo muy especial. Con el advenimiento de la llegada, la curiosidad y la incertidumbre se encienden una vez más como las llamas al verter querosén en una hoguera.