Salida de telenovela

¿Cuánto tiempo piensas quedarte en Nigeria? - Me había preguntado el oficial de inmigración al entrar al país casi un mes atrás. Lo que no sabía en aquel momento era que la respuesta a esa simple pregunta de rutina en todo el mundo, sellaría el destino de mi salida, o bien mi permanencia indeterminada en el país.

Son 80km de autopista desde Lagos hasta la frontera beninesa y este corredor es conocido por ser la ruta con la policía más corrupta del mundo. Es el último lugar en la tierra en el que un ser humano quiere encontrarse en un problema con la ley, pero yo no tengo nada de preocuparme, porque no hay nada ilegal en lo que hago. Por otra parte, ya he cruzado toda Nigeria y la corrupción policial no ha sido más que una larga acumulación de anécdotas coloridas y totalmente inofensivas. Por eso, salgo a la mañana temprano ya completamente recuperado de mis dolencias de los últimos meses, lleno de entusiasmo y energía para llegar a Cotonou ese mismo día.

La salida de Lagos es tan infernal como lo había sido la entrada 10 días atrás, pero al menos esta vía está tan congestionada de tráfico que paradójicamente es mucho más segura. La congestión no le permite a los vehículos en paupérrima condición circular a velocidades exorbitantes por una ruta en iguales condiciones. Es un día radiante, estoy de magnífico humor y circular por este poluído caos cósmico zigzagueando entre centenas de furgonetas, camiones cisterna, coches, personas, montañas de basura y demás, me resulta sumamente entretenido. Todo marcha a la perfección hasta cuando a los 35 km, un policía me detiene en el primer control policial y hace que mi humor cambie drásticamente.

Si tan solo fuera actor

Al cabo de tan solo un minuto de escudriñar mi pasaporte, el oficial me indica extendiendo su brazo y señalando con el dedo que debo pasar a la oficina, montada en un contenedor de carga al costado del camino. Confundido, pero sin ánimos de ofrecer resistencia me bajo de la bicicleta y obedezco diligentemente sus instrucciones, porque al fin y al cabo, no tengo nada de qué preocuparme.
Sentado detrás de un escritorio de madera en el interior del contenedor de carga, se encuentra el jefe del escuadrón a quién el oficial que me detuvo le extiende mi pasaporte, al tiempo que le dice unas palabras en yoruba. A su lado, hay tres oficiales más vestidos de militares, dos hombres y una mujer. Ocultando mi inquietud con una sonrisa relajada, y mostrando respeto, los saludo a todos.

El jefe examina mi pasaporte brevemente, hace una pausa y mientras lo mira tranquilo me pregunta en tono suave y sin levantar mucho la vista:

-Bueno señor ¿está Ud. al tanto de cuál es el problema que tiene aquí?

- No señor, no sólo no estoy al tanto, sino que ni siquiera puedo imaginar qué problema podría haber - Le contesto con absoluta firmeza, pensando por dentro, que esto es una trampa de la policía más corrupta del mundo para obtener un soborno fácil.

Una vez más, hace una pausa y con serenidad me dice:

-Bueno, yo le explico: Ud. se ha pasado 5 días de su permiso para permanecer en nuestro país y eso aquí en Nigeria, es una ofensa muy grave.

- ¿Cómo? ¿qué? - Le respondo alarmado y continúo - No tengo la menor duda de que debe haber un error aquí, porque a mi visa le quedan varios días de validez.

- Se equivoca - Me dice - ¿Ud. sabe qué dia es hoy? - Saca su pequeño teléfono celular monocromo, abre la aplicación del calendario y me muestra: - Hoy es 24 de Noviembre. Con la otra mano abre el pasaporte poniéndolo lado a lado con el teléfono y me muestra el sello de entrada donde dice claramente, escrito en bolígrafo: 19 de Noviembre.

En ese mismísimo momento, tengo un recuerdo relámpago que resuena en mi cabeza, como un pájaro negro que se me cruza por delante. Es aquella pregunta del oficial del puesto de inmigración cuando entraba al país “¿Cuánto tiempo piensas quedarte en Nigeria? “, y comprendo que efectivamente algo ocurre aquí y puedo estar en problemas.

- Oficial, yo no entiendo de que habla. Mire mi visa, la validez es hasta el 28 Noviembre, me quedan 4 días aún y me voy hoy mismo del país. No veo el problema.

- Señor, eso no significa nada. La validez de su visa es una cosa, y el tiempo que el oficial de la frontera le asignó para permanecer aquí es otra. Es es esta última la que cuenta.

Perplejo, le insisto en que yo me he guiado honestamente por la validez de la visa, pero por dentro me doy cuenta claramente de que ese detalle se me ha escapado completamente. En toda Africa, hasta el momento, la duración de mi estadía había sido determinada siempre por la duración de mi visa. Ni por un segundo pensé que el oficial de entrada podía limitar mi tiempo de permanencia basándose en la respuesta aproximada que yo le había dado aquel día, por eso es que nunca me fijé en el sello. En ese momento comprendo que soy carne tierna en un fosa llena de cocodrilos hambrientos: estoy verdaderamente jodido!

- Pero no se preocupe, que para eso estoy yo aquí (eso es justamente lo que yo temía, pienso para mis adentros) - Me dice el oficial asomando sus colmillos delante de su presa entregada e indefensa

Y continúa con la serenidad de un maestro Zen…

- Entonces, el procedimiento es el siguiente: ahora vamos a trasladarlo a Abuja, donde está su embajada y terminar de solucionar este problema para que Ud. pueda salir del país. La multa es de 500 dólares cada 12 horas…..

En ese momento lo interrumpo respetuosamente

-Oficial, con todo respeto, estoy a 45 km de la frontera de Benin y ud me dice que me tienen que trasladar a Abuja, que queda a 1400 km de aquí. No tengo los medios, ni el dinero, ni el tiempo para algo así, por un error que fue absolutamente honesto de mi parte. Tiene que haber otra solución, y apelo a su sentido común y su comprensión de mi error honesto.

- Pues no se precoupe porque ese es el procedimiento - Responde

-Me preocupo señor porque he obrado de buena fe y este procedimiento es altamente inconveniente para mí por eso le pido que me comprenda. ¿Me permite llamar a mi embajada para consultarlo?

- Ningún problema Señor - Me dice tranquilo.

Antes de entrar a Nigeria me había puesto en contacto con la Embajada Argentina en Abuja para consultar sobre la situación de seguridad en el país. Daniel, el cónsul me había ofrecido su completa dispoción para ayudarme en lo que necesite, por eso, en mi último día en el país decidí llamarlo.

Daniel me atiende y escucha mi problema e incluso le paso con el oficial para que discutan la situación. Luego de unos minutos, retomo la conversación y Daniel me dice:

- Mirá Nico, lo que dice el oficial es correcto. Yo como cónsul hay cosas que no te puedo decir. Solo te voy a decir que trates de solucionarlo allí como puedas para evitar esto. Si nos necesitas estaremos aquí, pero repito, trata de solucinarlo allí - Me repite.

Entiendo lo que me quiere decir y en ese momento, cuando corto el teléfono, se produce una transformación dentro mío. Me vuelvo una especie de actor. Con el jefe y los tres oficiales que estuvieron delante mío presentes todo el tiempo, le digo:

- Bueno mis estimados oficiales, he llegado hasta aquí luego de casi dos años cruzando este hermoso continente en la bicicleta que ven allí afuera. Llevo 3 semanas cruzando su hermoso país y hasta aquí no he recibido más que la más hermosa hospitalidad de los nigerianos. En todo el país me han tratado con sumo amor y respeto a cada paso que di. La gente me ha cuidado, me ha ayudado y recibido como a un familiar. Gracias a eso, y al enorme amor que siento por su país y su gente, yo quiero poner toda mi mejor predisposición para ver si hoy mismo, entre uds y yo podemos resolver esto de la manera más fácil y rápida posible. Por eso, como imagino que uds comparten los valores de los demás nigerianos, apelo también a su buena voluntad.

Luego de este breve discurso, veo como algo cambia en sus rostros. Los cuatro quedan en silencio, casi perplejos y hasta con una suerte de culpa en la cara.

Luego de unos segundos, el jefe retoma y me dice:

-Bueno, vamos a solucionarlo. Veamos, es que tu ofensa es muy grave, ¿cuánto dinero tienes contigo?

-Entiendo perfectamente, oficial, estoy muy apenado por esta situación y comprendo la gravedad. Pero es que yo le juro que fue un error completamente honesto de mi parte por eso. Por eso, a pesar de mi ofensa, yo le pido que ud. intente comprenderme a mí.

Esto que le digo es realmente honesto, pero también le agrego el drama extra de un actor y mucha fantasía para ablandarles su avaricia.

- La verdad es que me queda muy poco dinero. No tengo mucho dinero, por eso viajo en bicicleta, porque viajo con mis piernas y cocino mi propia comida, generalmente no más que arroz. También acepto las invitaciones gentiles de la gente local, que de hecho aquí en Nigeria, la hospitalidad de la gente ha sido simplemente extraordinaria. Lo cierto, es que me quedan tan pocas nairas (moneda local) para llegar a la frontera que hoy no he desayunado. Y les digo más, con el fin de resolver este problema, estoy dispuesto a darles todas las nairas que me quedan y no volver a comer hasta llegar a Benín - Les digo con cara de hambre

- ¿Pero cómo que no has comido?! - Me dicen alarmados ¿Tienes sed? ¿Tienes hambre? ¿Conoces los platos tradicionales de Nigeria?- Y antes de que yo responda le ordena a uno de los oficiales que me traiga agua y un plato para que lo pruebe.

En ese momento saco mi billetera y cuento las últimas nairas. Tengo el equivalente a unos 18 dólares y les digo que eso es todo lo que tengo, y les pido con el corazón en la mano si pueden aceptarlo y dejarme ir. Luego de meditarlo unos segundos, con caras dubitativas, uno de los oficiales toma mi dinero y lo guarda. Yo les agradezco profundamente y la conversación se distiende aún más.
Cuando llega el agua y la comida, sigo con el teatro fingiendo que como con muchísimo hambre.

Mientras como, la oficial que había permanecido callada hasta el momento romper el silencion, se acerca y me dice:

-¿Y es cierto que has cruzado todo Africa en esa bicicleta?¿Lo has hecho todo solo? ¿No tienes miedo? - Me pregunta con cariño de madre

- Sí, así es oficial, amo este contiente, y es cierto, he pasado muchos momentos difíciles, he visto la muerte pasar delante de mis ojos tres veces al menos y he sentido mucho miedo. Sin embargo, lo más difícil ha sido perder a mi esposa en el camino…- le digo consternado

- ¿A tu esposa? - Me dice alarmada - ¿Viajabas con ella?¿qué ha ocurrido? - me pregunta como si estuviera viendo una telenovela.

-Si oficial… sí, viajábamos juntos, pero un día me dejó, me rompió el corazón, se volvió a su país, y me engañó con otro. Ahora está casada y está embarazada. - En ese momento finjo hacer un espacio para no quebrarme y llorar y puedo ver cómo a ella se le estruja el corazón. No solo a ella, sino que veo a los hombres atrapados por la historia como si estuvieran mirando la tele.

- Qué terrible - Me dice conmovida

Para cuando termino de comer y beber, luego de contar más historias entre la realidad y la ficción, me he ganado la simpatía de todos ellos. Salgo de la oficina y todos salen detrás mío para despedirme. Cuando avanzo solo hacia la ruta, el que había tomado mi dinero se acerca extendiendo su mano y me dice - Toma Nico, aquí está tu dinero, lo necesitarás en el resto del camino. -

Yo me quedo completamente paralizado. Le agradezco de todo corazón y tratando de contener una explosión de alegría me alejo discretamente.

No puedo creer lo que he logrado. He hecho hacer aflorar la honestidad y la compasión en la policía más avara y corrupta del planeta. He transformado a 4 leones hambrientos en 4 inofensivos osos panda. La situación me había forzado a romper mi promesa de no aportar un céntimo de mi dinero a la corrupción africana, y ahora había logrado lo impensable. Recuperé mi dinero, pero también he comprobado algo muy importante, y es que con la actitud correcta, se puede tocar profundo a las personas alcanzando su humanidad, trascendiendo las barreras que los vuelve malos y corruptos. Es cierto que he mezclado realidad con ficción para salir de una situación jodida, pero eso no es lo importante, sino que la humanidad, está siempre presente, sin importar cuando enterrada esté.

Salgo victorioso de allí, pero esto está muy lejos de terminar. Me quedan aún 45 km y hay controles policiales cada 5 o 10 km. Necesito usar el ingenio, porque si esta situación se repite en cada uno de ellos, no sólo puede que no tenga la misma suerte sino que me llevará 3 días más salir de aquí. Nicolás, piensa piensa piensa!

Falsificación no profesional


Decido tomar mi pasaporte para encontrar inspiración. Miro el sello y la fecha de salida escrita en bolígrafo azul. Dice 19/11 en el sello, hoy es día 24 y mi visa es válida hasta el 28. Pienso inmediatamente en falsificar ese número, pero necesito planearlo. Primero necesito conseguir un bolígrafo azul y pensar qué número entre el 24 y el 28 es más fácil de lograr desde un 19. Sin dudas es el 28.

Sello original con salida indicada para el 19/11 (sello verde)

En medio del caos estrambótico de una ciudad nigeriana cualquiera al lado del camino, me abro paso entre vehículos, cabras, la mierda, los pozos, los puestos de verduras y docenas de vendedores ambulantes cargados como arbolitos de navidad, buscando un lugar dónde comprar un bolígrafo. Lo consigo. Hago un test de azules y creo que puede funcionar, pero debo estudiar detenidamente el movimiento de antemano, la dirección de los trazos, el punto de inicio y final. No tengo casi margen de error. Es una línea muy delgada entre que esto salga bien o hacer un zafarrancho que me haga terminar preso en Nigeria. Hoy necesito precisión de Miguel Angel pintando la Capilla Sixtina.

Aparcado al costado del camino en este caos infernal, chorreando sudor bajo un sol abrasante, hago varios simulacros en un papel aparte, tratando de transformar un 19 en un 28. Me encargo de que el bolígrafo no se seque y escriba inmediatamente. Intento soltar la mente y liberar los nervios y el estrés que me genera esta situación. Necesito concentrarme sin que la tensión me supere pero el tráfico a mi alrededor lo hace extremadamente difícil. Hago varias pruebas y finalmente me animo.

19 transformado en 28.

19 transformado en 28.

Miguel Angel amputaría mis manos si viera mi pasaporte, pero creo que para el estándard africano, sin poner mucha concentración al mirar, quedó bastante decente. Aumenté el grosor de todos los trazos para simular a alguien que escribía tratando de hacer funcionar un bolígrafo en mala condición, algo que no es totalmente alocado en Africa sino más bien común. De esta manera, el 19 quedaba aún más enterrado sobre el reluciente 28 que escribí sobre él. Ahora sólo me tocaba encargarme de pensar estrategias para distraer a todo oficial que volviera a mirar el sello para que no pueda mirarlo detenidamente.

Arranco de vuelta y no pasan más de 5 km hasta que llego a un nuevo control en el que un oficial me hace señas para que me detenga. Maldita sea pienso, aquí vamos. El sudor de mis nervios se suma al de este sofocante día de 33 grados bajo el sol ardiente. Saco el pasaporte y ni bien se lo extiendo, libero una catarsis insoportable de preguntas y comentarios para atormentarlo tanto, de modo que no se pudiera concentrar en el sello. Mi repertorio abarca desde el clima hasta la sociedad nigeriana pasando por la culinaria, la hospitalidad, el fútbol, Messi, la seguridad y Boko Haram y el bienestar de su familia. Luego de menos de un minuto tengo la certeza de que el oficial me devuelve el pasaporte solamente para que me calle. Desafío número 2 superado y continúo pedaleando.

Pasarían tres controles más aplicando mi estrategia, que probaría ser altamente efectiva en cada uno de ellos, hasta llegar al punto culminante: la frontera. Es el final de la tarde, y esta es sin dudas una de las fronteras más populosas que cruzaría en toda Africa hasta el momento. El caos en una situación así juega a mi favor. La cantidad de vehículos y gente cruzando por aquí es tan monumental que bien puedo pasar desapercibido como una hormiga. Esta es mi prueba de fuego final. Voy a todo o nada por eso antes de cruzar el umbral de la oficina me concentro como un actor antes de salir al escenario. Respiro hondo y entro.

BUENAS TARDES! - Exclamo con fervor y una enorme sonrisa de oreja a oreja. La oficina precaria y sofocante está abarrotada de gente que me mira y sonríe. Me abro paso hasta encontrar la oficina del fondo, donde espera una oficial burócrata y con cara de aburrida, sentada detrás de un escritorio viejo junto a un agonizante ventilador de pie. Entro con una alegría tal, que saco abruptamente a la mujer de su tedio. Cuando le extiendo el pasaporte comienzo mi obra:

- Parezco contento señora pero la realidad es esta: ESTOY TRISTE! Triste de irme de este maravilloso país, con gente tan hermosa, donde me han tratado tan bien. No me quiero ir, pero lo haré sólo con el fin de volver. He disfrutado tanto esto y lo otro y lo otro….. -

Para el momento en que la mujer llega a la página con el sello, está tan abrumada por mis halagos, que no tiene ni intención de examinar las fechas. Alternando entre conversar conmigo y mirar el pasaporte abierto sobre la mesa, toma el sello con su mano derecha y con la dulce melodía del golpe contra la mesa, estampa mi salida victoriosa de Nigeria.

He logrado proezas magníficas en este viaje, y esta está a la par de las más grandes. Así es como entro en Benín.