Atrapados entre putas y casinos

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Nunca en mi vida me había interesado ir a Macau pero esta vez no quedaba otra opción. En 2007 ya había experimentado la pesadilla de llegar en bicicleta a Hong Kong y no estaba dispuesto a repetirla, mucho menos estando de a dos. La visita obligada a Macau se debió exclusivamente a conseguir el precio más barato de vuelos y de visa para Filipinas y el tiempo más rápido de emisión. Lo que no sabría es que caeríamos en la trampa mortal de caer en dicho país y que tal como dice el dicho, lo más barato al final resulta lo más caro.

Nos llevó un día de pedalear 12 horas de a 10am a 10pm completar los 135km entre Guangzhou广州y la ciudad limítrofe de Zhuhai珠海; el camino, al igual que el que me había traído desde el oeste, es una sucesión interminable de industrias y tráfico. Muchas de las imágenes que se pintan en los informes periodísticos sobre las malas condiciones de trabajo en China se pueden ver desde el camino, o lo que es más aterrorizador, se ve tan sólo una mínima parte a través de sus ventanas. La industria, las hileras interminables de trabajadores sentados en alguna máquina, la vivienda comunal de los mismos en un edificio inmediatamente arriba o al lado de la industria, y sólo resta imaginar la vida que la gente lleva en este megapolo industrial del planeta, la misma gente que hace posible todos los objetos que el resto del planeta disfruta sin tener que pasarse de 8 a 18hs diarias en una línea de montaje.

Al día siguiente, luego de 40 minutos en bici, llegamos a la frontera, donde ya comenzaron los malestares. Al pasar por la ventanilla de inmigración, el oficial, con la típicamente entrenada cara de culo que requiere este puesto en todo el mundo me dice:

-Argentina? Dónde está tu visa?

-Que qué?? visa? Qué visa? Necesito visa? Para Hong Kong me dan 90 días libres y aquí necesito visa???

-Sí, Argentina necesita visa.

-Bueno le digo, no hay problema, saqué mi comodín y le di mi pasaporte italiano y le digo: tomá, uso este mejor, que seguro que no necesito visa.

y a diferencia del resto del planeta en donde he hecho esto y jamás he tenido problema alguno, lo mira de arriba a abajo, llama a su superior, se consultan y me dicen:

-No podés usar este pasaporte, no tiene salida sellada de China, tenés que volver a inmigración allí y pedir que te lo sellen.

Respiro hondo, muy pero muy hondo, me contengo ponerme a conversar sobre la estupidez absurda que me está proponiendo y le contesto apaciblemente:

-Señor, yo soy residente en China como argentino, no como italiano, ¿cómo cree usted que me sellarán un pasaporte que jamás estuvo registrado con una entrada a China y más aún, cuando ya me acaban de sellar la salida como argentino.

Escucho silencio en vez de una respuesta coherente y hago AAUUUUMMMM. Lamentablemente, esta gente no tiene medio gramo de cerebro para razonar fuera de una “lógica” memorizada de algún manual de instrucciones y me dice que yo, con otro pasaporte, no puedo entrar a Macau y que necesito una visa en el argentino, y si no, que me vaya. A tan sólo 3 días del vuelo a Filipinas, ya me veía corriendo a China a hacer una visa para Macau, cuando el oficial me dice:

-proceda a aquella ventanilla y saque su visa. Me sacaron 18 usd por un sello, pero me dejaron pasar al fin.

Ya con mala predisposición fuímos directo al consulado de Filipinas. Cruzar Macau entero con una bicicleta cargada no es tarea placentera, las calles son muy estrechas y tapadas de tráfico pero al menos, a diferencia de Hong Kong, es legalmente posible hacerlo. Aparte de su estructura urbana, Macau es un lugar muy extraño. Es ex-colonia portuguesa y todos los nombres de las calles, parques y lugares públicos están en portugués, sin embargo ni una persona lo habla y si uno pregunta, ni siquiera los sonidos en portugués reconocen. En portugal se conduce sobre la mano derecha, en Macau se conduce sobre la mano izquierda como en todas las colonias británicas. El resto del país/ciudad es mayormente un aglutinamiento de edificios chinos viejos cayéndose a pedazos, como los hay en sectores de Hong Kong, y algunas partes cosméticas que deben representar algo así como el 0.1% de la ciudad, donde se puede apreciar el pasado colonial portugués. Pero no es por esto que Macau es famoso, sino por ser la capital asíatica del juego. De hecho, se dice que las ganancias que arrojan sus obscenamente onerosos casinos, superan ampliamiente a los de Las Vegas, a pesar de Macau tener una fracción del tamaño de esa ciudad. Macau es a donde los chinos de China van a dar rienda suelta al despilfarro ya que el juego y la apuesta están oficialmente prohibidos en China. La entrada de Chinos a Macau está limitada a algunos días por año, como lo es la cantidad de dinero que pueden gastar allí en el juego. Esto reduce pero no evita que se despilfarre a lo grande. No sólo ya sentíamos que estábamos en un lugar espantoso, ambos despreciamos todas las formas de despilfarro de dinero, sino que lo más complicado de Macau para nosotros sería encontrar un lugar para dormir.

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  En el casco antiguo de la ciudad se encuentran los pocos alojamientos baratos de la ciudad, con la salvedad de que barato, en Macau, significa hablar de 40usd para arriba por una mugrienta habitación doble, lo cual resultaba absolutamente destructivo para nuestro presupuesto. Los hostels no existen, los miembros de Couchsurfing no responden y sólo quedaban las pensiones, pero la mayor cantidad de pensiones son prostíbulos. Luego de buscar y buscar infructuosamente por algo decente, optamos por el prostíbulo más barato, al fin y al cabo serían tan sólo dos noches. 33 dólares por un compartimento de 2x2, con paredes de yeso de no más de 5mm de espesor, tan endebles que se curvaban, colchón de goma espuma agujereada, dudosas sábanas, lavatorio en pedazos, sin ventanas pero con caladura horizontal superior e inferior para que entrara un poco de aire. Era un compartimento en una larga hilera de compartimentos con luces de color rojo junto a un pasillo, con el nuestro pegado a la recepción, donde las chicas, quienes eran increíblemente simpáticas con nosotros, se turnaban completando 24hs de presencia en la recepción, las 24hs haciendo un alboroto increíble, no sólo al saltar gritando “massage” como porristas cada vez que subían potenciales clientes, sino también chusmeando entre ellas mientras mordían semillas de girasol casi adictivamente, proveyendo 24hs seguidas de ruido constante. Lo mejor venía cuando los clientes compraban servicio y nuestras paredes comenzaban a sacudirse de lado a lado como si nuestro compartimento estuviera viviendo una suerte de efecto “casa embrujada” y los gemidos infernales al son de “oh oh ah ah ahhhh oohhh uuuhh uhhhh” fueran el recitar de los exorcistas que estaban provocando el encantamiento. Una verdadera experiencia inolvidable. No había momento de tranquilidad alguno ni en el día ni en la noche. Las paredes sacudiéndose frecuentemente, los gemidos, las chicas en la recepción cotorreando 24hs. A pesar de pasar dos días prácticamente en vela fue una experiencia muy divertida. Las chicas de todas las edades, eran todas provenientes de pueblos rurales de todo China y venían a Macau en busca de una mejor vida. Fueron siempre muy simpáticas con nosotros al vernos entrar y salir y cada vez que lo hacíamos manteníamos entretenidas conversaciones con ellas, pero al pedirles que no cotorreen durante toda la noche no nos dieron mucha bolilla.

Muertos de sueño, terminamos nuestra estadía en esta porquería de espacio de tierra llamado Macau, uno de esos lugares en el mundo al que nunca volvería y a los que nunca hubiera ido si no hubiera parecido conveniente desde el aspecto de los vuelos. A pesar de dicha convenciencia, el costo de vida fue tan caro que al final de la estadía, creo que hubiera sido más barato, o casi igual, volar desde un lugar más caro con costo de vida más barato. Con nuestro presupuesto severamente afectado, pero felices por partir, pasaporte con visa en mano, pedaleamos al aeropuerto en camino a las cálidas tierras del trópico, Filipinas.