Todo sobre el dinero

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Dinero

Entre la gran cantidad de preguntas que he recibido a lo largo de los años que llevo viajando por el mundo, hay una que se repite consistentemente una y otra vez. Es una incógnita que abarca a todas las culturas sin excepción y que proviene de gente de países de todos los grados de desarrollo. Es el enigma por excelencia, el misterio fundamental, el origen de la más indómita curiosidad y también de los prejuicios más desopilantes: ¿Cómo financio mis viajes?

Hay algo que me ha ocurrido muchas veces en varias situaciones sociales, cuando me rodeo de gente nueva que conozco al pasar y con quienes suelo compartir conversaciones casuales. Son encuentros que suelen darse en bares, reuniones o fiestas a donde la gente sale a divertirse para combatir el aburrimiento de la rutina. Allí es donde muchos, sosteniendo gigantescos vasos de cerveza o tragos por los cuales han pagado pequeñas fortunas (repetidamente), me preguntan con cierto aire de sospecha: ¿pero tú cómo financias tus viajes?. A cuya pregunta, sosteniendo un vaso de agua en la mano y sonriendo, les he respondo: "Pues es fácil, yo no bebo alcohol!". 

A simple vista parece una broma relajada que precede a la respuesta de un asunto más serio para poder ser explicado. Sin embargo, es en esta frase donde está contenida parte de la respuesta a uno de los misterios menos misteriosos.

1 - Ahorro: ¿Cuáles son tus prioridades?

 Desde pequeño he tenido muy pocas cosas claras y de adulto muchas menos, pero una de las cosas que jamás he dudado en ningún momento desde que tengo uso de razón, es que yo quería viajar por el mundo. Desde aquellos tiempos en los que vivía pegado a un mapamundi escudriñando cada país, ciudad y pueblo, hasta mi adicción actual al Google Earth, hay algo que no ha cambiado. Es la curiosidad incontenible por descubrir, por conocer, por aprender. Es una necesidad imperiosa que definió siempre el marco de mis prioridades.

Dado que vengo de una familia de clase media argentina, y Argentina es un país donde la economía tiene la estabilidad de un mongol intentando caminar derecho luego de una ronda de 8 botellas de vodka, y tiene una moneda que no vale nada, mi camino era claro: el trabajo y el ahorro.

Por años, antes de cada viaje, he ahorrado cada céntimo en mi bolsillo para poder viajar. Como una hormiga llevando miga por miga a su hormiguero, he trabajado siempre con el fin de ahorrar con un solo objetivo: viajar por el mundo. Esa es la prioridad alrededor de la cual giraron todos los demás aspectos de mi vida. Por otra parte, como en Argentina el dinero era siempre limitado y difícil de juntar, y comprendía claramente que no podía tenerlo todo, establecer prioridades resultó esencial.

Entonces tenía que elegir. Y yo quería cruzar el Himalaya a pie en vez de comprarme un auto. Quería llegar al corazón del Congo y respirar el olor de la selva entre gorilas en vez de tener una TV de 65"con una Play Station. Quería sentarme a contemplar un atardecer en Santorini desde una casita blanca griega, en vez de sacar un crédito para comprar una casa y esclavizarme por el resto de mi vida a una hipoteca. Tampoco me interesaba comer en restaurants caros en Buenos Aires, sino sentarme en las calles de Kolkata o Chennai a comer en un puesto de la calle. Tener un ropero rebalsando de ropa de última moda no era mi sueño, yo solo quería estar en una isla remota en Indonesia vistiendo no más que un taparrabo. Y sobre estos sueños quería escribir mis notas a mano en un cuaderno pequeñito y sentir la hermosa textura del papel en vez del teclado de la última Mac.

Siempre he tenido que elegir por eso he tenido que establecer mis prioridades. Por lo tanto, he trabajado y prescindido de cuanta cosa superflua fuera posible para poder ahorrar. He sido empleado administrativo, reparador de PC, artista 3D, profesor de inglés, arquitecto y fotógrafo, y todo lo he hecho con el fin de ahorrar para viajar por el mundo. Cada céntimo, resultado de la diferencia monetaria que iba haciendo poco a poco producto de mis elecciones, lo guardaba para poder viajar.

Por eso, esto no es ningún misterio. Es ahorrar para luego invertir tu dinero en lo que más desees y creas valioso para ti. En tu vida cotidiana, ¿Cuáles son tus prioridades? ¿En qué prefieres invertir tu dinero? ¿Qué es más importante para ti, un coche o un billete de avión a donde sueñes? ¿Una TV grande con suscripción Netflix o ver con tus propios ojos un paisaje inolvidable? ¿una cena en un restaurante caro o cenar en la playa bajo millones de estrellas la cena de arroz blanco que tú te cocinaste? Cuando uno sabe responder a estas preguntas, la respuesta es clara.

Comencé este artículo con una anécdota que es mucho menos broma de lo que parece. Cuando los que me preguntan cómo financio mis viajes gastan en bebida, por noche, lo que yo gasto en una semana o más viajando, las prioridades de cada uno quedan a la vista. No hay nada malo con una u otra elección porque esto es, al fin y al cabo, una cuestión de prioridades personales.

Por consiguiente, de este punto se desprende la pregunta: ¿cuánto dinero entonces necesitamos ahorrar para poder viajar? Lo que me lleva al segundo punto que devela el misterio poco misterioso de cómo financio mis viajes.

2- Austeridad: ¿Qué tipo de experiencia de viaje esperas?

Así como antes de viajar tuve que optar por el fácil sacrificio de renunciar a varios deseos, placeres, comodidades y lujos de la vida cotidiana, también sabía que debía extender esta práctica a mis viajes. De lo contrario, sería imposible viajar tanto como yo quería. Una vez más, tenía claro que en mi caso, no podía tenerlo todo.

Los hoteles comfortables con camas de sábanas limpias y perfumadas, darme una ducha caliente todos los días, la privacidad y las buenas vistas nunca fueron una necesidad para mí. Tampoco lo fueron moverme en transporte eficiente con aire acondicionado, comer en restaurantes caros, picar delicias en cada esquina, comprar souvenirs, y pagar entrada por cada atracción turística. Si mi idea de viajar redundara en estos lujos, necesitaría invertir mucho más tiempo y esfuerzo en ahorrar. También tendría que reducir el número de destinos y acotar drásticamente la duración del viaje.

Mi idea no es esa. Mi enfoque está exclusivamente en poder viajar, dejando así a las comodidades en un plano secundario. Tengo un profundo aprecio por las cosas simples. Me siento cómodo durmiendo en prácticamente cualquier lado, sea en una cama o sobre un piso de madera, en mi carpa o bajo mi mosquitera, en el interior o a la intemperie. No tengo necesidad de bañarme todos los días ni comer en lugares caros ni limpios. En cambio, me gusta bañarme en los ríos o con un balde de agua que tampoco necesito que esté caliente. Me gusta comer en puestos de la calle, en cantinas locales, y también cocinar mi propia comida. Tampoco necesito variedad, puedo comer arroz blanco o pasta todos los días si fuera necesario, y estaré muy contento. A todo esto, le sumo el hecho de que desde que decidí viajar en bicicleta, uso mi propio cuerpo para transportarme, achicando costos de manera notable.

Ese poder de flexibilidad y adaptabilidad, y más importante aún, la capacidad de ser feliz con muy poco, es lo que hace que pueda viajar por tanto tiempo extendiendo la utilidad y vida de mi dinero.
Muchos pueden necesitar esos lujos, pero para mí, el verdadero lujo es la mismísima experiencia de estar viajando por el mundo, experimentando la cultura a mi alrededor todos los días. Mis costos de viaje raramente superan los 10 dólares por día, pero suelo tener largos períodos en los que son inferiores a 5$.

El nivel de confort con el que uno desea viajar es una decisión personal, por lo que queda librada a cada uno. Cualquiera sea el caso, el estándar de viaje que uno elija tendrá influencia directa sobre la cantidad de dinero que uno necesite ahorrar y el tiempo que eso requiera. ¿Cuál es la tuya?

3- Generar ingresos al viajar (opcional e ideal)

Creo en la importancia vital de la auto-suficiencia, por eso nunca salí a viajar sin antes tener los ahorros suficientes para financiar cualquier viaje que deseara llevar acabo. No quiero depender de nadie, ni mucho menos cargar a otros con el peso de tener que prestarme dinero porque me quedé sin un centavo viajando. Entonces, primero que nada, considero imperativo juntar lo necesario para auto-financiarme de principio a fin. Esto incluye el dinero extra para el pos viaje, que es crucial para poder asentarme en algún lugar y poder vivir hasta encontrar trabajo estable.

Ahora bien, la posibilidad de generar ingresos durante un viaje es extraordinaria porque permite preservar o hacer uso muy limitado de los ahorros. Esto nos da un grado superior de libertad y también de paz mental, ya que uno no tendrá que estar nunca temiendo la posibilidad de quedarse sin dinero.

En los últimos años he logrado esto combinando mi amor por la fotografía y los relatos con mi devoción por viajar. La conjunción de una vida sencilla de viaje con ingresos moderados y tener los ahorros como reserva permite extender el viaje en el tiempo con mayor tranquilidad. Esto es lo que le recomendaría a cualquier persona. Intentar implementar las habilidades personales que cada uno tenga y canalizarlas para generar ingresos en la ruta. No es necesariamente fácil pero creo que vale la pena intentarlo.

Conclusión

Creo que parte de la curiosidad, pero sobre todo los prejuicios, de las personas hacia quienes viajamos mucho por el mundo surgen de asociar el viajar con una suerte de acto de lujo. También creo que proviene de cierta incapacidad de ver a nuestros viajes como resultado de una simple inversión personal. A los ojos de muchos, viajar es un lujo que pertenece solo a la gente con mucho dinero. Sin embargo, cuando yo veo las posesiones materiales que acumula la gente, no me pregunto con sospecha -"¿cómo se habrán comprado ese coche?"- sino que asumo naturalmente que habrán trabajado, ahorrado y luego comprado lo que querían. Tampoco se me ocurriría preguntarles: -¿Oye, y tú cómo financias tu TV de 50" AMOLED de pantalla curva, ese coche último modelo y esa casa? - porque a menos que estén en algún negocio turbio, también asumo que son el resultado de lo que hacen con lo que ahorran trabajando.

Del mismo modo, mis viajes, son el resultado de mis deseos y prioridades, combinados con una vida austera materialmente. No he tenido coches hasta hace muy poco, no tengo vivienda personal, no tengo un montón de objetos que los demás tienen, no pago por seguros de ningún tipo ni tomo créditos, pero llevo recorridos casi 100 países y miles de ciudades, pueblos y aldeas. He hecho centenas de amigos por todo el mundo y acumulado la calidad de experiencias significativas que llevaré conmigo para siempre. Esto es lo que más satisfacción le trae a mi vida y donde yo invierto mi dinero. No hay realmente otro secreto detrás: 1 - prioridades 2 - austeridad 3- trabajo