Nicolás Marino Photographer - Adventure traveler

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La renuncia y la partida

Hace unos 3 años y 8 meses llegaba a Chengdu. A pesar de que era un momento de fuerte transición afectiva en mi vida, llegaba con muchísimo entusiasmo y sobre todo muy feliz de volver a China. Como era ya habitual en el tipo de vida que había emprendido cuando dejé mi país en 2006, no sabía cuánto me iba a quedar, pero extrañamente, a muy poco tiempo de haber llegado me vino una muy fuerte sensación, algo así como una premonición visceral y pensé: el día que me vaya de Chengdu, me voy a ir en bicicleta. Era sólo un sentmiento y nada tenía que ver con ya tener ganas de irme o pensar en irme, pero sólo sentía eso y lo veía muy claramente.

 El tiempo pasó y la verdad es que me enamoré rápidamente de Chengdu, más aún de toda la provincia de Sichuan, de su gente, de su comida, de sus costumbres, de su dialecto, de sus paisajes. Tuve un trabajo que me gustó y disfruté mucho y me ha permitido viajar por todo China. En mis tiempos libres he pedaleado miles de kilómetros a lo largo de China rural y he hecho varias travesías extremas por el altiplano tibetano, el cual se transformó en mi lugar en el mundo, y Xinjiang. Durante todo este tiempo y a lo largo de estos miles de kilómetros recorridos he también desarrollado un fuerte espíritu que me une a los lugares y culturas que visito cuando ruedo por los caminos del mundo. Desde un nivel físico y mental al andar en bicicleta siento que he alcanzado la madurez. Estoy lejos aún de una madurez final, pero sí hoy me siento mucho más preparado que hace hace 7 años cuando a duras penas y a los tumbos, empezaba a viajar en bicicleta.

 Hoy, después de estos 3 años y 8 meses, tal como la premonición me lo había dicho, estoy a tan sólo horas de partir una vez más en bicicleta, por tiempo indeterminado. Una vez más, he dejado la seguridad de un trabajo con ingreso bueno y estable, he dejado nuevamente un hogar fijo que me espera con todas las comodidades al final del día o de unas vacaciones. Una vez más, vuelvo a andar a la deriva. Y una vez más, muchos me vuelven a decir: "¿no tenés miedo de dejar tu trabajo?con la crisis que hay en el mundo!" "¿no te da miedo cómo volver a reinsertarte?" ¿"no te da miedo no saber qué vas a hacer con tu futuro?". Miedos, miedos, miedos. Sí, si lo pienso, todo me da miedo, pero, ¿hay que vivir preso de los miedos por tratar de sembrar un futuro sobre el cual en última instancia no tenemos mucho control ?

Un poema que falsamente se le atribuye a Pablo Neruda dice algo así en fragmentos:

 ....Muere lentamente quien no viaja....
....quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos trayectos....
....Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino deemociones, ......
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para irdetrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida, 

 huir de los consejos sensatos......

 Los miedos siempre existirán, pero siento que hay que vivir el presente que uno siente, porque al final del día, es lo único real que tenemos. El resto se hace al andar, y no importa cuantas ilusiones de seguridad nos traten de vender en el camino para asustarnos e incluso hasta para hacernos esclavos de un sistema que impone cuánto uno debe descansar por año y cuánto uno debe estudiar y trabajar, la última realidad es que sólo existe el hoy, el presente, y creo que es mejor vivir arriesgando por hacer lo que uno siente que tiene que hacer y lo que a uno lo hace feliz. Como una vez me dijo un sabio amigo "

tenemos que vivir con absluta confianza creyendo en lo que verdaderamente sentimos internamente

". Confío en que esto es lo único que nos asegurará llegar a buen puerto, sea el que sea.

Por eso dejo una vez más la ilusión de seguridad de las comodidades de una vida estable y los fantasmas del miedo y me entrego a seguir descubriendo el mundo en dos ruedas y con mi cámara al hombro. Llevo mi casa a cuestas y unas pocas pertenencias y el resto lo decidirá el camino.

Pero esta travesía que emprendo hoy, intenta ser más que un mero viaje, tiene un fin y una meta. El motor principal es continuar con un trabajo que documenta la vida en regiones remotas del mundo. Comencé dicho trabajo a partir de mis viajes a lo largo del Tibet y Xinjiang y continuará durante estos años.

Arrancaré desde aquí, desde Chengdu cruzando China rural a través de Guizhou 贵州 y Guangxi 广西 y la industrial Guangzhou 广东a lo largo de los primeros 2200km. Luego volaré a Filipinas desde donde seguiré a Indonesia. El resto se decidirá al andar, pero la lista sigue con Japón, Corea, Mongolia, Siberia para luego encontrar el camino hasta Africa y de allí dar una enorme vuelta de sur a norte y viceversa por este y oeste.

 Y para cerrar este primer post, cuento lo más importante, y es que en esta primera etapa china, voy en camino al encuentro de mi compañera de travesía, compañera de ruta, de vida y de locuras, Julia.

Espero encontrarla en aproximadamente 2500km para seguir camino juntos.:) Como anuncié en mi último post, ahora somos viajeros solitarios, en plural.