Levitando en Pakistan. Parte II
Galería de fotos de Pakistán: click aquí
TERCERA ETAPA - GILGIT - CHITRAL
Luego de dos días de descanso en Gilgit, partimos a Chitral siguiendo el que sería el camino más demoledor hasta el momento pero no mucho menos que espectacular.
Chitral está a unos 400 extenuantes kilómetros de Gilgit y es su principal e histórico rival en el polo. El camino es una suerte de dura y extrema travesía que arranca en las afueras de Gilgit y hace la transición desde la cordillera de Karakoram (la cual veníamos atravesando por días)en dirección Oeste hacia la cordillera del Hindu Kush que divide Pakistán de Afghanistán.
Comenzamos a toda máquina, el camino fue super estrecho los primeros y estaba decentemente asfaltado. Los primeros 80 km se fueron volando, casi no hubo subidas y nos preguntábamos como era posible que había que estimar tantos días para llegar de un pueblo a otro según la gente que habíamos conocido. Pero luego de esto, la cuestión se complicó y la dificultad continuaría en ascenso durante el resto del trayecto.
Una secuencia de desorden en la navegación y malas o arriesgadas decisiones nos llevaron a cometer errores y terminar haciendo un primer día de 120 km de los cuales los últimos 40 km fueron, si bien todavía en decente asfalto, en constante y pronunciado ascenso.
El paisaje dejó de ser de altas y nevadas cumbres para pasar a ser valles verdes y profundos hundidos entre las montañas, boscosos, con mucha vegetación, con lagos cristalinos verdes que en su quietud mas absoluta reflejaban como espejo las silenciosas aldeas circundantes con sus campos aterrazados y sembrados generando esa especie de tamiz de todos los tonos, texturas y colores, en el medio de una tranquilidad pueblerina rural absoluta, el clima super seco y fresco y con un perfume increíble que impregnaba los pulmones.
En uno de estos maravillosos pueblitos, me detuve a reparar una pinchadura y unos musulmanes ismaílis nos invitaron a almorzar en su casa porque como volvieron a repetir..."uds. son nuestros invitados" (you are our guests.3ra. Nos agasajaron como a reyes, con repetidos platos y platos de deliciosa comida pakistaní.
La anécdota del día fue salvarme del gran palo. Venía en una bajada bastante rápido y como taaaantas otras vez atravesé una manada de cabras. Pero esta vez, al pasar entre ellas, una, en vez de asustarse y saltar disparando hacia el lado opuesto, saltó hacia EL MIO!!!! y la choqué con la bici y casi me mato y casi la mato !!! jajajaja que suerte que me río contándolo desde una compu y no fracturado desde la cama de un hospital. Me había olvidado de contarlo, pero esto ya me había pasado con vacas en otros caminos, la vaca hubiera estado mejor porque son grandes entonces no hubiera salido despedido por el aire como con la cabra.
Al final del día ya de noche y muy agotados acampamos como pudimos sobre terreno fangoso frente a un lago espejo en un espacio estrecho entre montañas, fue fascinante, mágico, estar en esa transición de cordilleras, dejando la Karakoram y penetrando en Hindu Kush, todo el camino se trato de transicionar cordilleras y espacios estrechos entre cañones y gargantas entre subidas y bajadas agotadoras.
Seguimos al día siguiente en camino acercándonos al cruce de Shandur, el camino se volvía más y más empinado y las subidas y bajadas empinadas eran desgastantes, el cuerpo parece luchar contra el cambio constante aeróbico que produce la diferencia en la marcha. Mi bici tiene 27 cambios y los tenía que usar todos y alternarlos constantemente para poder adaptar el ritmo aeróbico y muscular de acuerdo a la situación del camino, esto a pesar de que ayuda a mantener la uniformidad en la respiración y en el esfuerzo, también cansa mucho.
Por momentos volvíamos a encontrar estas lagunas verdes con ese efecto espejo y el baño del sol daban un resultado surrealista, parecía que al tocar el agua se iba a romper un verdadero vidrio gigante horizontal. Y por encima volaban los maravillosos puentes colgantes de madera de cientos de años de antiguedad y que abundan en la zona para unir aldeas con aldeas y permitir el paso de los campesinos con sus manadas de cabras, que cuando uno se monta sobre ellos se bambolean inestablemente.
Ese mismo día volvimos a tomar malas decisiones y debido a un cambio inesperado en el camino que no teníamos previsto, terminamos haciendo otro día más de 8:30 hs. (recuerden que solemos andar no mas de 6:30 hs diarias como mucho). El decente asfalto luego de 70 km del segundo día se transformó en la peor pesadilla. Un camino de cráteres y piedras sueltas y punteagudas por el cual no se podía avanzar a más de 5 km/h y en caso de subida, había que bajarse y empujar, un esfuerzo que consume los brazos, el torso y las piernas. Ya estábamos una vez más por encima de los 3000 mts de altura y hacía frío. Esto demoró sobremanera los tiempos y triplicó los esfuerzos, y ese día con los últimos 37 km en estas condiciones volvimos a llegar ya en la noche ya que no había donde acampar y no quedó otra que continuar hasta Teru, un pueblito de 3 cuadras de barro y piedras, donde nos alojamos en "el hotel"....un señor que tenía su restaurant nos abrió la persiana de su galpón donde extendió unas mantas en el piso y frazadas y por unos pocos centavos nos dejó dormir ahí. En su restaurant, un parador pequeño y super rústico para camioneros nos sirvió la cena y entre medio de los camioneros mirando bizarras películas hindúes cenamos para luego caer agotados en el piso del galpón.
El tercer día fue el más espectacular pero el más demoledor de todo el viaje, que ya llevaba para ese punto mas de 4300 km en bici (igual o aún peor que el día del viento). El camino seguía en condiciones paupérrimas, las peores de todas, este camino superó todos los anteriores a nivel destrucción. Es un camino que sólo los Jeeps 4x4 atraviesan y sólo en final de primavera, verano y principios del otoño y lo hacen a un paso super lento sorteando los cascotes y evitando quedar empantanados en ellos.
Al salir de Teru a 3100mts, estábamos a nada más que 25 km del cruce de Shandur, de 3810 mts. Avanzamos a paso super lento en constante ascenso penoso a unos 4.5-5km/h.Era desgastante pero a medida que ascendíamos bajo el sol radiante, y el cielo azul profundo, el paisaje del Hindu Kush se iba revelando por detrás del cruce, una vez más en una serie de cumbres de picos nevados y afilados en el horizonte, la ausencia de tráfico de cualquier tipo era total y estábamos solos, en el medio de la nada escuchando sólo el silbido del viento, las ruedas sorteando cascotes y la respiración agitada por el esfuerzo. Por 20 km el ascenso fue suave y constante y con mesetas verdes intensas por el color de los plantas y musgos que salían de lagunas de color azul profundo.
Pero los últimos 5 km fueron en brusca pendiente sobre un camino que parecía el lecho de piedras de un río seco. Ni en el cambio más bajo se podía trepar, las ruedas no tomaban regularidad suficiente y giraban en su lugar y uno perdía el equilibrio y caía para luego no poder arrancar de vuelta. Ya no era posible pedalear y sólo quedaba bajarse y empujar, en este punto alcancé la velocidad más baja posible, 2.9 km/h (esto es mas lento que una mujer caminando mirando vidrieras en el Alto Palermo). Por 3 km, hubo que empujar y fue un esfuerzo demoledor, la pendiente extrema, las rocas sueltas y el peso de la bici hacían que al intentar empujarla las sandalias se hundieran y deslizaran entre las rocas y uno mismo resbalara dejando el esfuerzo inútil y hasta retrocediendo. Para poder subir había hasta que hacer un pequeño trote pero el oxígeno era poco y dejaba sin fuerzas, el sol dejaba la piel violeta y el sudor se deslizaba por todo el cuerpo, las gotas saladas caían sin cesar y se metían en los ojos para dejar un ardor increíble.
Luego de hacer 25 km en 5:30 hs!!!! llegamos al cruce de Shandur y yo no podía creer donde estaba. Era el más maravilloso cruce que había visto porque no era pequeño, era extenso, vasto, solitario, desolado, silencioso y albergaba un misterio profundo en el relieve imponente de las montañas que lo circundan. Hacia un lado los valles verdes y profundos que dejábamos atrás, hacia el otro la cordillera del Hindu Kush descubriendo sus cuatro picos más altos con una altura máxima de 7740mts, nevados, facetados, bañados por el sol y circundados por una bruma tenue, el constante silbar del viento suave era tranquilizador y la ausencia de vida alrededor, total. Los colores amarillos, marrones, blancos de la nieve y un profundo lago negro me dejaban atónito. Y otra vez, esa maravillosa sensación, ese nudo en la garganta, esa mezcla de gloria con electricidad interior de haber alcanzado un meta muy difícil pero a su vez uno de los escenarios más magníficos que nos da el planeta. Por unos 10 km se circula a unos 3800 mts en este camino destrozado atravesando el cruce. Es largo, se disfruta de esa atmósfera de solitud avasallante, pareciera que esconde algo.
Al hacer el cruce pasamos de provincia dejando las Northern Areas para pasar a la NWFP (North West Frontier Province - Provincia de la frontera noroeste)
Parece mentira pero por 4 días al año, en julio, a este escenario surrealista al que se llega en las condiciones que les conté y sólo en los más robustos Jeeps, llegan unas 15 mil personas de todo Pakistán y del mundo para presenciar el evento del año, la Copa Shandur! El campeonato de polo donde se enfrentan Gilgit vs. Chitral, es el polo más extremo que se juega en el mundo y el que se juega a mayor altura. Hasta ha habido casos en los que los caballos se quedan secos en el lugar y se mueren de un infarto por la altura y el ritmo.
Si la subida había sido demoledora la bajada fue aniquiladora, las condiciones del camino ya ni sé como describirlas, eran de pos-bombardeo. Como concebir una bajada de pronunciada pendiente en la cual no se podía avanzar a mas de 4km/h !!!. Era esquivar cascotes, intentar no caer, no pinchar, no lastimarse, era todo. Pero ante mis ojos el Hindu Kush era deslumbrante, no tenía igual. Fue otro día de más de 8 hs y para sólo hacer 50 km. Acampamos en un maravilloso lugar ya encerrados entre las altas cumbres del Hindu Kush y hacía mucho frío. Ya había caído el sol y se nos heló la sangre...dos hombres venían solos del medio de la nada en dirección a nuestro campamento y armados con dos escopetas de grueso calibre. Barbas laaargas, pañuelos en la cabeza y estábamos ya a unos pocos kilómetros de Afghanistán donde hay una gran presencia Talibán.....imaginamos lo peor. Al llegar disimulamos nerviosismo saludando inmediatamente con un "salam aleikum". Resultaron ser dos maestros, de una hospitalidad y calidez maravillosa que se habían tomado la tarde para salir a cazar. Se sentaron a conversar con nosotros y fue hermoso....que alivio!!!!
A la noche una tormenta furiosa circundaba el campamento, del cielo negro se desprendían descargas eléctricas ramificándose en miles de millones de rayos que iluminaban toda la zona....era escalofriante, pero cautivante e inolvidable. POr suerte se mantuvo siempre cerca pero nunca nos alcanzó.
En la bajada, ya habiendo salido de las Northern Areas y haber entrado al Chitral District en el puestito de control militar donde todos debemos registrarnos vimos que en el registro de los últimos 4 meses, es decir en toda la temporada 2006, sólo 6 personas hicimos la travesía Gilgit-Chitral en bicicleta, siendo Rod y Yo 5to y 6to. Fue fascinante y valió cada segundo.
El día siguiente nos lo tomamos ya con más calma, llevábamos 3 días acumulados de extremo esfuerzo, el día estaba gris y frío y el camino siguió flagelando. Las piedras se asomaban punteagudas y filósas de la tierra, lo que me ocasionó la peor de las pinchaduras. La rueda se hundió con el peso de la piso y producto de los saltos en una piedra que atravesó, sin cortar la cubierta, la cámara interior DE LADO A LADO, dos tajos que perforaron transversalmente toda la sección de una cámara nueva, fue impresionante. Ya no quedaban energías el camino saturaba, la lentitud hartaba, los saltos ya hinchaban el trasero... y fue para el final de este día que el sol salió brillante, el día se puso radiante, y después de tantos kilómetros de catastrófico camino, el asfalto reapareció como un oasis en el desierto. Si pudiera poner en palabras el placer que fue después de esa secuencia de días de caminos del infierno, sentir la suavidad del asfalto... Era como deslizarse sobre seda, un placer inexplicable, y no sólo eso, poder volver a sentir LA VELOCIDAD!!!! era increíble la sensación.
El quinto día y pedaleando con lluvia pero felíz y solo, sorteando los cañones del Hindu Kush alcancé Chitral. Un pueblo hermosísimo enclavado en un valle verde con un clima hermoso, lleno de vida, con su calle principal caótica como de costumbre pero vibrante, con hileras de "santuarios sobre ruedas" cargando y descargando cosas y enloqueciendo el tráfico de gente, motos, bicis, cabras....Recortando el cielo en el fondo, el pico más alto del Hindu Kush Tirich Mir de 7706mts se levanta como una muralla impenetrable. Todo lo que circunda chitral son valles verdes donde se tira una semilla y crece cannabis a lo loco inundando los senderos.
Lamentablemente el mismo día que llegué me agarré la segunda diarrea del infierno. Fue aniquiladora y brutal, pasé una noche en la letrina con vómitos y desintegrandome en agua putrefacta. Las diarreas del sub continente indio no dan tregua. Es como si te pasara un huracán por encima. Son fuertes y rápidas pero al segundo día cuando uno ya pasó lo peor se mira al espejo y se puede ver como perdió peso, creánlo o no, perdí 3kg en 2 días (como si a esta altura necesitara eso). Es increíble pero me tocaba y me sentía los huesos. Y lo peor es que te dejan sin fuerza alguna, es como si te hubieran aplanado con un masa. Mi estómago de hierro cayó...no había caído nunca y ni siquiera en India....se rompió el invicto!
Durante la estadía en Chitral Rod y yo decidimos separarnos. Ya llegaba el final de su viaje y su cabeza estaba ya en su vuelta a casa a los brazos de su novia, y yo....todavía tengo mucho por delante.....
Fue un excelente compañero, aprendí muchísimo sobre bicicletas y ciclismo con él, es un verdadero experto y maniático y logramos una buena dupla, cosa que no es fácil de lograr en absoluto.
Pero así y todo, si bien se extraña la compañía, fue lindo volver a estar solo con uno mismo.
CUARTA ETAPA - CHITRAL - VALLES KALASHA - PESHAWAR - ISLAMABAD
En plena estadía en Chitral y con el primer cresciente de este mes comenzó el Ramazán (Ramadán) de este año. El Ramazán es el mes de mayor trascendencia religiosa en el mundo islámico. Durante un mes, TODOS LOS DIAS, los musulmanes ayunan de sol a sol. Mientras haya luz del sol no se puede ingerir nada, ni líquidos, ni sólidos, no se puede fumar, tener sexo, nada de nada. Se respeta a rajatabla, el compromiso es total, de chicos y adultos sin distinción. Sólo quedan extentos mujeres embarazadas y bebés.
Esto hace todo terriblemente complicado para los viajeros. No hay ningún restaurant abierto durante las horas del día y si bien uno puede comprar snacks y líquidos, por respeto hacia la cultura y las costumbres, no se pueden comer a la luz de otra gente que está pasando su día ayunando. Uno podría hacerlo, pero por que? sería una falta total de respeto y jamás le faltaría el respeto a un pakistaní porque son gente de una calidez y solidaridad increíble.
Se dice que el profeta Mahoma dispuso el Ramazán para que la gente experimentara lo que es tener hambre y así de esta manera generar la virtud de la hospitalidad hacia los más pobres y necesitados y realmente el efecto es extraordinario. La hospitalidad de los pakistaníes deja sin palabras, uno siempre encuentra un espacio de protección bajo la hospitalidad de ellos. Es simplemente maravilloso recibirla.
A diferencia de sus vecinos (india) acá no hay inanición o por lo menos no se la ve y la méndiga, cosa que es extrema en el país de al lado, acá es muy poca, y eso es producto de la enorme hospitalidad entre ellos.
A mi partida de Chitral decidí hacer mi ruta desviando hacia uno de los lugares más remotos del Hindu Kush a sólo 15 km del límite afghano y hogar de una de las tribus más ancestrales que perviven en nuestros tiempos, los Kalasha.
Los Kalasha son una etnia deslumbrante que vive en los valles del mismo nombre, los valles Kalasha y son gente que continúa con costumbres de siglos atrás y vive en las condiciones más rudimentarias que se imaginen continuando con sus creencias y su tradición. Tienen su propia religión la cual combina un universo panteísta y animista. Y la bondad de esta gente no tiene límites, tienen una dulzura increíble en sus miradas y sus sonrisas detrás de esos increíbles atuendos Kalasha que visten. Te reciben con una calidez humana fascinante, hablan sólo Kalasha con lo cual la comunicación se reduce a señas pero esto es hermoso porque uno descubre el lenguaje universal que nos une, las sonrisas, los gestos que son comunes a todas las razas y todas las culturas sin distinción. Sus rasgos son fascinantes y muchos de ellos aún son nada mas ni nada menos qeu rubios de ojos celestes y rasgos meditarreaneos. COMO PUEDE SER??? Bueno, la historia dice, si bien no está comprobado científicamente, que los Kalasha son los descendientes directos de los remanentes de las tropas de Alejandro Magno cuando llegó al valle del Indo con su ejército en el 363 AC !!! (un tiempito atrás ) Simplemente INCREIBLE!
Los valles Kalasha son tres, Birir, Bumburet y Rumbur y su población hoy está reducida a sólo unas 3000 personas, muchos fueron convertidos al Islám y absorbido su cultura. Se encuentran en un lugar muy remoto del Hindu Kush y de los tres, elegí el más remoto y aislado que pervive, el valle de Rumbur. Me costó llegar, fue por un camino alienante pero bellísimo internandome en las montañas más remotas. No sabía por donde iba ni sabía si iba a llegar a algún lado pero al cabo de varias horas bajo la lluvia y todo embarrado encontré finalmente la casa de Engineer Khan. Engineer (ingeniero) no es su título, es su NOMBRE! Fue el primer Kalasha en acceder a educación universitaria. Toda la aldea de Grom, su pueblo, y especialmente su padre, deseaban para él esa carrera y así lo nombraron. Lamentablemente le pintaron las ciencias políticas y eso fue lo que estudió pero ni bien terminó decidió volver a Rumbur y ser el maestro de la escuela, para poder seguir manteniendo viva la cultura de su pueblo.
En su casa me alojé, por una suma insignificante, él y su maravillosa mujer, la mejor cocinera de pakistán, te dan su casa y todas las comidas pero lo mas lindo y hermoso, te tratan como a un verdadero hijo y es realmente sentirse como tal al estar con ellos, en su casita hermosa, con un balcón precioso lleno de flores mirando al espectacular valle de Rumbur. Estábamos un checo, un francés muy muy macanudos y yo y no nos podíamos ir. Fuí por un día y me quedé cinco y no quería irme. Durante los días hacíamos trekkings por los valles en todas las direcciones visitando las diferentes aldeítas de los Kalasha que se cuelgan de la montaña. Un día durante la deliciosa cena Engineer nos dijo, uds. son gente hermosa mañana los voy a llevar por lugares remotos. Lo pasamos a buscar por su escuela y por 8hs nos llevó a lugares ultra remotos, visitamos aldeas idílicas con gente que habla dialectos ancestrales y de una calidez humana que apabulla. A través de Engineer, que habla los 6 o 7 dialectos de los valles nos podíamos comunicar, la gente nos daba comida. Visitamos un lugar muy hostil al que sólo se puede acceder con un local como Engineer, una aldea de Afghanos nuristaníes que son gente muy reacia a los extranjeros. Nuristán en Afghanistán está muy cerca al otro lado del Hindu Kush, y los nuristaníes van y vienen de allí para acá y conviven en paz con los Kalasha compartiendo la más remota geografía.
En el silencio absoluto de una tarde gris y fría, en la distancia se podían escuchar niños recitando plegarias. En una casita de barro en el medio de la nada estaba la Madrassa (escuela coránica) de la aldea y entramos en ella y los niños afghanos con una timidez y curiosidad que los dejó totalmente silenciosos, sonreían furtivamente mientras los saludaba y les tomaba unas preciosas fotos.
Fue difícil dejar los valles Kalasha porque fue una experiencia natural y cultural que me llenó el alma y amo a esa gente porque me llenaron el corazón cada día que compartí con ellos.
Salí en camino a Peshawar por una ruta que para ese punto se transforma en una región hostil y volátil. En la policía de Chitral me encargué de consultar la seguridad en la zona y me dijeron que no iba a tener problema que el camino estaba altamente custodiado, con lo cual decidí emprenderlo.
Pero no demostró ser nada fácil y la cosa se fue poniendo tensa a medida que avanzaba. El camino va bordeando toda una región tribal que a su vez limita con la región tribal de afghanistán y sobre la cual no hay control, son gente que vive en la indigencia y el ostracismo y no son particularmente agresivos hacia los foráneos.
La primera parte del camino fue sin problemas, iba en camino a mi último cruce, el cruce de Lowari, de 3100 mts y con un desnivel de casi 1600 mts. Es un cruce fatal que se levanta como una serpiente de nada mas ni nada menos que 43 tramos de curvas y contracurvas en empinado ascenso, sobre una ladera vertical cubierta de maravillosos pinos verdes. El paisaje me hacía acordar mucho a las afueras de Vancouver...por supuesto que al meter los camiones pakistaníes y su gente, se desvanecía al instante esta reminiscencia.
La trepada fue brutal, me llevó unas 7 hs hacer los 12 km!!!de ascenso, me dejó arruinado pero en su cima le dije adiós a la era de los cruces, me sentí realizado, hacía casi dos meses que venía sorteando los cruces que se encuentran entre los más difíciles de los himalayas y por ende del planeta mismo. Luego de este ya no vendrían más. Era mi vuelta a la civilización y ya me estaba poniendo nostálgico.
La NWFP es una provincia donde predomina la etnia Pashtun que también habita al otro lado de la frontera en Afghanistán. Los Pashtunes son gente de una hospitalidad sideral, son musulmanes extremadamente religiosos y dedicados.
Pasando al día siguiente el pueblo de Dir, el camino siguió siempre en descenso por valles verdes que iban disminuyendo en altura, era asfalto e iba mayormente a una alta velocidad pero la situación se vió complicada. Desde estas aldeas que les mencioné, donde no hay reglas, y que se sitúan colgadas de las montañas, empecé recibir ataques de cascotazos... era terrible y había perdido el casco. Lo peor de todo es que eran pre-adolescentes los que me tiraban como si fuera su blanco. Los cascotes rompían en mil pedazos en mi camino y yo trataba de esquivarlos como podía. Si me detenía, inmediatamente estos salvajes salían corriendo a ocultarse en sus casas. Intenté seguir y lo hice por varios kilómetros más pero llegó un punto en el que estaba super estresado y paré la bici para hacer dedo.
Me levantó en muy poco tiempo una camioneta con cinco pashtunes, les conté lo que me pasaba. Esta era la peor región pero desde ya los primeros días en Pakistán la experiencia con los niños y los pre adolscentes había sido siempre disgustante. Antes solían tirarnos solo piedritas, no era nada potencial, pero molestaba.
Los niños son traviesamente agresivos, cuando los tenés de frente te sonríen y corren detrás tuyo pero ni bien los pasas intentan ponerte palos en las ruedas, te tiran grava, te gritan, te tiran piedras cuando te ven venir para que las pises con la bici, corren detrás tuyo y van golpeando el equipaje cosa de que te caigas, son insoportables y muy agresivos. La hora de salida del colegio al mediodía era la peor, en grupos de a 10 iban, como pulgas por la ruta a sus casas y ya temblaba cuando veía uno que tenía que atravesar, fueron situaciones que ya se volvían muy estresantes y no me gustaban nada.
La cuestión es que ya la situación no era de travesuras y era un peligro para mí. Los pashtunes que me levantaron se horrorizaron e intentaban compensarme explicando los hechos echándole la culpa al analfabetismo, lo cual puede ser cierto, en pakistán el alfabetismo anda alrededor del 46% solamente. Pero los de los palos en las ruedas y la grava eran siempre nenes en un informe.
Ya de adolscentes en adelante, se transforman en gente increíblemente corecta y respetuosa y como vengo diciendo...gente increíblemente hospitalaria.
Los pashtunes que eran gente impecable me invitaron a volver a Dir con ellos porque "vos sos nuestro invitado" (you are our guest.4ta) y pasar una cena juntos luego del día de ayuno y decidí volver. Uno de ellos resultó ser el coordinador de un programa de las Naciones Unidas para desarrollar la educación en el valle de Dir. Estaba a cargo de 200 escuelas. Con él recorrí una de ellas y clase por clase entraba y me pedía decirle un mensaje a los niños. Aula por aula con niños desde los 4 hasta los 20 años recorrí contándoles quien era y qué hacía y dándoles un mensaje personal (el cual no voy a contar), en muchos me aplaudían y me sentía terriblemente avergonzado y sentía como me sonrojaba, pero fue hermoso.
Con Mazha, pasé la noche en una increíble cena junto a su grupo de trabajo. Luego me llevó a conocer la sede de las Naciones Unidas donde estaban todos los coordinadores y administradores del programa y fue increíble.
A mi partida, en bus, me pagó el pasaje, me regaló un shalwar qamiz y una gorra de chitral, un verdadero amigo.
La hospitalidad alcanza niveles irreales para un occidental. Cuando un pakistaní te mira a los ojos, te da la mano, te dice Salam Aleikum y luego te dice "vos sos nuestro invitado" (you are our guest) te lo dice como si ese fuera su compromiso con la vida, el compromiso de servirte como su más importante invitado. Y ya desde el mismísimo Quorán está escrito que para un musulmán, un invitado es una bendición de Dios y es por eso que se desviven por hacerte sentir su hospitalidad.
Mi llegada a Peshawar, en donde pasé una semana entera, marcó mi vuelta brusca a la civilización. QUE DIFICIL VOLVER A LA CIVILAZACION después de haber estado tocando el cielo con las manos y sentir que volaba todos los días. Peshawar es lo que puedo ya llamar la primera ciudad, es grande y es una ciudad típica del sub continente indio, es un caos, un infierno de ruido, polución, mugre y millones de personas a lo loco de una punta a la otra pero es una mezcla cultural FASCINANTE. Estamos a sólo 50 km de la frontera oficial y abierta con Afghanistán y a 200 km de Kabul, es una ciudad 100% de contrabandistas, en la trama laberíntica de la vieja ciudad circulan millares de hombres pashtunes, baluchis, afghanos, chitralis, gashirs,punjabis etc etc, una legión de hombres bulliciosos en pijama (shalwar qamiz jajaja)con costumbres muy locas, sombreritos que identifican sus etnias, barbas eternas, sonrisas constantes. Entre medio siempre aparece alguna que otra mujer y uno se enfrenta con el horror del BURQA, esta túnica de color generalmente celeste que va de pies a cabeza y la mujer ve através de una rejilla de tella. Es literalmente un fantasma, es la eliminación de la mujer en todo su aspecto y presencia y es una sensación que me llena de sentimientos contradictorios hacia la misma gente que cada día no hace más que llenarme de afecto.
Lamentablemente, esta situación deja en evidencia, a pesar de toda su calidez humana, la increíble represión sexual bajo la cual viven los pakistaníes. Por eso no es raro que me encuentre escribiendo esto en un ciber y en absolutamente todas las computadoras a mi alrededor haya hombres sacándose la cabeza lascivamente mirando porno por internet. Da pena. Es un escenario de todos los días y todos los pueblos y ciudades pakistaníes.
Creo que algo también producto de esta represión es ver algo tan común en el mundo islámico como ver caminar a los hombres tomados de la mano con los dedos entrelazados o abrazados y acariciándose el pelo. No, esto no tiene absolutamente nada que ver con homosexualidad, es algo que lo hacen abiertamente y naturalmente. Muchos deducimos que es una necesidad de contacto humano intensa y natural y que no tienen con el sexo opuesto y eso no implica que sean homosexuales.
Por otra parte, acá también los padres de las familias deciden con quien casar a sus hijos/as. Los jóvenes no tienen voto alguno en la decisión sobre sus futuros cónyugues. Y me encontré teniendo conversaciones con HOMBRES de 26 años que como niños me explicaban que ellos no podían casarse con quien querían porque la mamá no los iba a dejar o no lo aprobaba.....INCREIBLE !!!
Los laberintos de la vieja ciudad son estrechos pasadizos con comercios de todo tipo, y casas de madera de siglos de antiguedad, el ritmo es frenético y la gente muy sociable, cientos de hombres andan en grupitos conversando discutiendo, comerciando. El pasadizo de las carnicerías pone la piel de gallina y uno puede ver desde la calle el puestito de un carnicero carnizando una vaca o una oveja en mil pedazos con un hacha, sonriente mientras la sangre chorrea hasta los pies de uno que transita por ahí. De los ganchos cuelgan lenguas, piernas, higados, sesos, cabezas de vaca y ovejas abiertas al medio, el olor es pestilente, putrefacto, la refrigeración es nula por lo tanto cada vez que uno come carne ruega por una suficiente cocción!!! (nunca hubo problema y la carne es muy rica si bien no Argentina). Luego los laberintos de los textiles, de los electrónicos y perfumes truchos, los dentistas de ultra tumba etc etc, y se suman todas las rarezas de india, limpiadores de orejas, vendedores de cachibaches, de fruta, de comida, un mundo fuera de este mundo con costumbres que datan de siglos atrás.
El clima en peshawar en Ramazán da un verdadero panorama de lo que es este mes de ayuno musulmán, se siente en el aire, durante todo el día. Sus costumbres se ven modificadas, lo viven con emoción y alegría, con un gran sentido de compromiso y de unidad entre ellos. Llegan las 18:15 y el llamado a rezo, uno de los cinco llamados diarios, el mismo deja las mismas calles del caos en el mas absoluto de los silencios, todas las persianas se bajan y la gente se aposta en las veredas a comer, comen mucho, disfrutan de la comida más que nunca y brota la intensa hospitalidad, es un momento social fascinante, en silencio comen y conversan y cuando te ven pasar, por supuesto, te invitan a sentarte a comer con ellos y comparten sus platos con uno entre innumerables sonrisas hermosas y uno gustoso se sienta y disfruta. Luego de este momento, todo vuelve a la normalidad, la noche se enciende y la vida no para un segundo. Se vive la noche muy intensamente, comen, beben, comercian toda la noche. A la madrugada tipo 3 o 4 am antes de que salga el sol que marca el inicio del nuevo ayuno, se levantan para comer una vez más, luego se vuelven a dormir y se levantan al rato para iniciar el nuevo día. Es un momento del año increíble y es fascinante, estar acá, para vivirlo, especialmente en Pakistán.
Los dos últimos días fueron shockeantes con todas las letras. Agarré mi bici, vestido en mi shalwar qamiz y partí solo pedaleando hacia el último límite posible sin escolta armada hacia el puesto fronterizo con Afghanistán. Por el Khyber Road iba entre un caos de tráfico salvaje de colectivos, mini buses, rickshaws, autos ahogándome en sus gases tóxicos. Luego de 20 km alcancé el centro del desasosiego....un campo de refugiados Afghanos. Un sector al costado del camino con miles y miles de Afghanos viviendo en la miseria total, en casas de adobe y barro que se caen a pedazos, un paisaje desolador y angustiante. Millares de personas se inmiscuían entre los pasadizos de estas viviendas y se podían "ver" decenas de mujeres Afghanas envueltas en ese burqa espantoso que las reduce a fantasmas detrás de sus rejillas, paseando a sus hijos o caminando en grupo. A los hombres se los ve trabajar en precarias carpinterías y todos absolutamente todos, saludan con una sonrisa, una vez más como en tantas experiencias previas en el mundo, el shock de recibir hermosas sonrisas entre medio del desasosiego total....y uno se queda pensando y se siente una basura....Volví medio volteado pero al otro día volví a visitarlos y con la mayor de las discreciones logré tomar algunas fotos. Fue difícil pero considero que son cosas importantes de verlas, no sólo la belleza enriquece y abre los ojos. Ver realidades como estas abren los ojos mucho más y son más necesarias aún para crecer y para generar compasión (no lastima ni condescendencia) dentro de uno. Y sobre todo, nos quitan el velo inmundo y lleno de mentiras que intentan vendernos através de los medios diabólicos masivos de comunicación que nos consumen y nos atrofian y nos alejan de la realidad.
Dejé Peshawar hoy a las 5 am, salí en los instantes previos antes del amanecer y ya en la ruta en camino hacia Islamabad pude ver la inmesa bola naranja del sol naciente atenuándose entre la nebulosa poluída y estática posada sobre la ciudad.
El camino, un verdadero infierno, ya estoy lejos de los paisajes idílicos que van más allá de los sueños y la imaginación, ya estoy sumergido en la vorágine infernal del incesante y frenético sub continente Indio. Por eso decidí salir antes del amanecer, para poder usar todas mis energías, toda mi experiencia, todo mi estado físico alcanzado y pedalear en un día, casi el doble de lo habitual, 175 km !!! Y luego de 9 hs sin parar, lo logré, me sentí de hierro, pero el camino lo sufrí y por eso no quería extenderlo. Fue algo así como entrar a Buenos Aires un lunes a la mañana en plena hora pico por el acceso sudeste (con la diferencia de que aquí nadie me volaría los cesos para sacarme la bici.
El camino fue 100% plano y podía avanzar a un promedio de 23/24km/h pero tengo los pulmones negros de respirar todo el día emisiones tóxicas de los autos, caminoes, motos que pasaban a mi lado. Mi oído derecho está casi sordo de los estruendos bocinazos de los camiones que tocaban la bocina demesuradamente y no para que me abra sino para saludarme y hacerme gestos de aliento, lo cual agradecía sonriente pero la onda expansiva de la vibración de esas salvajes bocinas creo que tendía tirarme fuera del camino....Ruido, caos, polución, estoy abombado y los estoy haciendo porque ya estoy próximo a superar los 5000 km y hasta que no lo haga no voy a dejar la bici, que si todo sigue así lo haré dentro de 800/1000 km más cuando llegue al final de la primera etapa en Nueva Delhi....
En fin...acá estoy y me puse al día con el blog después de tanto tiempo y tipeo !! aunque sepan que esto es una infinitesimal parte de lo que hay para contar.
De los 41 países por los que viajé, Pakistán se posiciona hoy por hoy lejos en el número 1, (derribando a Birmania mi favorito por 5 años) es un país que me trasladó a los cielos, a lugares más allá de mi imaginación y cada día que paso en él me llena de la más brutal intensidad.....Pakistán, el país más espectacular del mundo!
De Islamabad todavía no pude ver nada por el estado de psicósis en el que llegué, sumado al Ramazán por el cual no pude tomar ni comer nada en todo el día...
Será para el próximo reporte....
saludetes
NOTA1: Tengan paciencia con las fotos porque Pakistán será maravilloso pero es el más atrasado del mundo tecnológicamente y es un verdadero suplicio conectarse a internet en computadores del año 95, Pentium II con 64 mb de ram y Windows 95/98 !!!!
NOTA2: Hay mucha gente que deja comments y no deja su nombre y me causa una intriga total, sobre todo un comment tan fuerte como el último del ante último texto. También gente que lee desde el silencio.
Los invito a que me escriban todos cuando quieran a mi mail y se comuniquen conmigo. nico3d@yahoo.com , me gusta mucho recibir feedback.
NOTA3: A veces pueden aparecer faltas de ortografía, otras veces me salteo palabras y las frases parecen no tener sentido, pero tipeo MUY RAPIDO y a veces pienso más rápido de lo que puedo tipear y a veces tipeo una V en vez de una B....FE DE ERRATAS!! Los que me conocen saben que soy un maniático perfeccionista auto exigente enfermizo y no tengo faltas !! Cuando tenga una casa y mi compu....ahí serán mas prolijos y coherentes! SALUD !